El nombre de Dios

¿Cómo se llama Dios?


Muchas personas tratan de encontrar el nombre de Dios, en esos intentos se han cometido errores e incluso herejías. El pueblo judío, consciente de que el Sagrado nombre de Dios podría ser profanado por los gentiles, el pueblo judío evita escribir o pronunciar su nombre. En su lugar usa el tetragrama Y-H-W-H o la palabra Adonai o Elohim. En el NT se refiere a Dios como Kyrios (Señor) y otras formas.

¿Porque nos referimos entonces a Dios como Yahve? ¿O porque vemos a protestantes o sectarios llamarlo Jehová?



La palabra "Jehová", error del siglo VII A.D. (Corazones.org)
En el siglo VII A.D. los maestros rabínicos de la escuela del Tiberíades, llamados "masoretas" (masoreta es derivado de masora: tradición) quisieron ponerle vocales a las palabras de las sagradas escrituras (pues se escribían sin vocales y aumentaba cada vez mas la confusión sobre como pronunciarlas). En cuanto al tetragrama YHWH, como nunca se pronunciaba, nadie sabía que vocales le correspondían. Tomaron entonces las vocales correspondientes a la palabra ADONAI (a-o-a), que era la palabra que leían en substitución del Tetragramma. La letra "i" al final de ADONAI no la contaron porque para los hebreos es consonante y no vocal. Además, cambiaron la primara "a" por la letra "e" por razones de fonética semítica (Según el sistema inventado por los masoretas, la consonante (Y) y primera letra del Tetragrama, por ser consonante fuerte no puede llevar la vocal "a" que es débil, sino que debe cambiarla por la vocal "e" que es una vocal fuerte). No obstante estos trabajos de los masoretas, el nombre YHVH (YodHayVahHay) seguía remplazándose en las lecturas por "Adonai". (Cf. Enciclopedia Británica, Micropedia, vol. 10).
A partir del siglo XIV de nuestra era, se comenzó por primera vez a leer el nombre sagrado del Tetragrama con las vocales que los masoretas le habían colocado según su invento, es decir, con las vocales "e-o-a", lo cual dió como resultado YeHoVaH.  Esta versión errada se extendió a la cristiandad.

¿Cómo responde el hombre a Dios que se revela?

El hombre, sostenido por la gracia divina, responde mediante la obediencia de la fe, que es fiarse plenamente de Dios y acoger su Verdad. Existen muchos testimonios, especialmente dos: Abrahán que, sometido a prueba «se fió de Dios» (Rom 4,3) y obedeció siempre a su llamada, convirtiéndose así en «padre de todos los que creen» (Rom 4,11-18); y la Virgen María, que realizó del modo más perfecto, durante toda su vida, la obediencia a la fe: «Fiat mihi secundum Verbum tuum: Hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38).

El hombre responde mediante la obediencia de la fe. Dios nos habla y nosotros respondemos: «Sí, acepto lo que tú me dices. A pesar de que algunas cuestiones superan mi capacidad y comprensión, las acepto, porque me fío de ti, tengo confianza en lo que me dices, en lo que tú me enseñas».

La respuesta es la de la fe. Y fe quiere decir confiarse, aceptar lo que se le dice, porque quien habla es persona digna de fe, es fiable, sabe lo que me dice y no trata en modo alguno de engañarme. El concilio Vaticano II afirma: «Dios invisible, en su inmenso amor, habla a los hombres como amigos y se entretiene con ellos, para invitarles y admitirles a la comunión con él». El hombre acepta lo que Dios dice y libremente somete su inteligencia, su voluntad, diciendo: «Yo creo».

Tú eres grande, Señor, y muy digno de alabanza: grande es tu poder, y tu sabiduría no tiene medida (...). Y el hombre, pequeña parte de tu creación, quiere alabarte. Tú mismo le incitas a ello, haciendo que encuentre sus delicias en tu alabanza, porque nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti" (San Agustín, Confessiones, 1,1,1)..

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