Espiritualidad mercedaria


Nuestro Carisma
La Orden de la Merced ha sido sembrada en la Iglesia para ejercer el carisma de VISITA Y LIBERACIÓN a favor de los hijos de Dios cautivos en poder de cualquier persona, situación o fuerza que les deshumanice, denigre e impida profesar la fe.  El título mismo de la Orden, MERCED (misericordia), remite a este gesto de visitar y liberar a los cautivos, propuesto por la Iglesia entre las obras de misericordia.

Nuestra Espiritualidad
El Espíritu Santo, dador de los carismas que enriquecen a la Iglesia, ha suscitado en nuestra familia religiosa un camino de seguimiento de Jesús fundado sobre los siguientes pilares:
Espíritu Redentor. El carisma mercedario brota del espíritu redentor de Jesucristo, es decir, de su hacerse hermano solidario (goel) de los que sufren y ofrecerles la posibilidad real de pasar de la miseria y la indigencia, al goce de la vida digna y plena, que él nos ha conseguido por medio de su entrega al Padre.
  • Así como Cristo ha dado la totalidad de su existencia, al extremo de la muerte en cruz, con el fin de que se realizará la voluntad del Padre de instaurar su Reino en la historia, los mercedarios estamos dispuestos a dar toda nuestra vida con tal de conseguir la libertad de los cristianos cautivos. Jesucristo Redentor es nuestro Maestro y Modelo: su vida de entrega total por la humanidad es nuestro patrón a seguir. 
  • No hay mercedario sin María. Ella es cabeza y principio, madre y fundadora de nuestra Orden. Ella anima y dirige nuestra vida y misión liberadora. María es el canal de la misericordia de Dios, es la madre de los cautivos y de los redentores, es la Madre de la Merced.
  • Pedro Nolasco es el revolucionario de la misericordia: no permaneció de brazos cruzados ante el dolor de los cautivos, rompió barreras y esquemas, promoviendo gestos concretos de caridad y despertando el corazón de tantos y tantas en su entorno. Los mercedarios vemos la realidad con los ojos de Nolasco. Él va más allá, en cada cautivo está Dios encadenado.
  • Los cautivos son la razón de ser de la Merced; en ellos descubrimos el rostro sufriente de Cristo, toda nuestra vida gira en torno a ellos y a su clamor de libertad. Por la profesión de los consejos evangélicos, ellos se convierten en los dueños de nuestra vida.


Nuestro cuarto voto
Nuestra vocación carismática suscitada por el espíritu redentor de Cristo exige pasar de lo poético a lo práctico. Pedro Nolasco quiso que sus hijos dieran este paso y por ello añadió a los tres votos comunes a todo instituto religioso (pobreza, castidad y obediencia) un cuarto voto, en virtud del cual, los mercedarios estamos alegremente dispuestos a dar la vida, si fuere necesario, por un cautivo que esté en peligro de perder su fe. En la Merced todo es de los cautivos, incluso la vida de los frailes, el voto redentor lo ratifica.

La identidad redentora mercedaria

Un carisma es una señal de identidad, una foto de familia que va llenando de color cada gesto, cada manera de ser y de actuar de los miembros de esa familia. El carisma mercedario, con más de 800 años de presencia en la Iglesia, ha logrado impregnar con su aroma amplios espacios de la Iglesia en su deseo permanente de redimir, de anunciar la libertad, de seguir a Jesús en su misión salvadora con exquisita fidelidad. No en vano la vocación de Jesús, anunciada a sus paisanos en Nazaret, no es otra que ofrecer espacios de libertad para su pueblo de forma que pueda descubrir a su Dios y Señor.

 “El Espíritu del Señor está sobre mí. Él me ha ungido para llevar la Buena Nueva a los Pobres, para anunciar la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor” (Lc 4, 18).
  


La familia mercedaria
La Orden de la Merced está integrada por religiosos, religiosas y laicos, a quienes en su conjunto llamamos Familia Mercedaria. Las Fraternidades Laicales Mercedarias son el conjunto de grupos, asociaciones y movimientos considerados como propios de nuestro instituto, sea por su denominación, sea por el apostolado liberador que realizan, en la línea de la misión redentora mercedaria.
La familia mercedaria, por consiguiente, es una familia consagrada al seguimiento de Jesús, que quiere vivir en fraternidad como signo de Reino y que está dispuesta “a poner gran empeño en vivir y difundir el Espíritu Redentor Mercedario en el mundo entero a través de nuestra misión Liberadora”.

El laico mercedario
 Un laico mercedario es un cristiano o cristiana que vive y trabaja en el mundo, donde desarrolla su misión específicamente redentora como parte de su vocación divina, y se propone, libre y conscientemente, seguir las huellas de Cristo Redentor según el carisma y espiritualidad de la Orden de la Merced. El laico mercedario es quien por vocación propia debe “buscar el reino de Dios tratando las realidades temporales y ordenándolas según Dios”.

Las fraternidades laicales se configuran a partir de una llamada vocacional, es decir, debo sentirme compartiendo con otros la llamada que Dios me ha hecho. Dios me mostró la ruta mercedaria. La vocación mercedaria nos ayuda a canalizar toda la fuerza de nuestra vocación bautismal.

La vocación mercedaria es una forma concreta de vivir la vocación bautismal a la santidad siguiendo las huellas de Cristo Redentor para ofrecer libertad a quienes la han perdido poniendo en riesgo el precioso don de la fe.

Un mercedario o mercedaria es un cristiano o cristiana animado por el don especial de la redención de Cristo o carisma redentor de San Pedro Nolasco, que busca ser testigo y misionero en medio del mundo. El Señor nos ha llamado a construir su reino en medio de los hombres, aquí y ahora.

¿Cómo lograr este compromiso cristiano del laico en el mundo?.
Para lograrlo se requiere de formación y vida de oración. Ambas exigencias como fin de la fidelidad al Espíritu en la inserción concreta en el mundo. En el ámbito de la formación se requieren dos aspectos centrales, una formación bíblica que permita al laico descubrir a Dios como presencia salvífica en los hechos de vida, los sucesos y acontecimientos históricos y una adecuada autonomía que le permita desarrollar su propio camino de espiritualidad y de santidad. Se requiere hacer un camino de presencia cristiana en el mundo concreto donde vive y trabaja el laico.

La fraternidad laical mercedaria es un lugar para el encuentro con el Señor Jesucristo Redentor. En la fraternidad de los hermanos y hermanas se deben dar paso a ese encuentro profundo con Cristo Redentor, encuentro permanente y no esporádico, traducido en el proyecto personal de vida de seguimiento.

Fuentes:
http://www.mercedariosmexico.org/la-orden/carisma-y-espiritualidad
http://www.mercedarios.net/identidad.html
http://fraternidadeslaicalesmercedarias.blogspot.mx/2014/04/6-de-mayo-dia-del-laico-mercedario.html
https://pastoralpenitenciarialamerced.blogspot.mx/p/estatutos-flm.html

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