Liturgia de las horas de nuestra Santísima Madre de la Merced
***Este oficio se reza los sábados***
LAUDES
V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO: Venid, adoremos a Cristo hijo de María Virgen.
(T. P. Aleluya).
SALMO 94 INVITACION A LA ALABANZA DIVINA
Animaos unos a otros, día tras día, Mientras perdura “hoy” (Hb, 3, 13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en sus manos las simas de la tierra,
son suyas la cumbre de los montes,
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro,
porque Él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo,
el rebaño que el guía.
Ojala escuchéis hoy su voz:
No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba.
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años aquella generación me repugno, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera que no entraran en mi descanso”.
SÁBADO PRIMERO
HIMNO
¡Oh Virgen excelsa, sagrada María
más clara que el día más pura que el sol!
amantes esclavos cantamos tus glorias,
que son las victorias de la Redención.
En la noche venturosa, más que el día,
que radiosa descendiste de los cielos como dulce despertar,
gozo el mundo tus fulgores,
de caminos redentores,
y del blanco escapulario hizo emblema de paz.
Rendid, ¡Oh naciones! las frentes orladas
las gloriosas pasadas
rendid a sus pies:
es ella bandera que el cielo nos guía.
¡Cantad a María,
Reina de la Merced!. Amen.
Ant. 1 Celebremos con gozo la veneración de Santa María, para que interceda por nosotros ante nuestro Señor Jesucristo. (T. P. Aleluya)
SALMO 62, 2-9 EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
Tened valor y consolaos en nuestro Señor Jesucristo, por cuyo nombre soportáis cadenas, cárceles, hambre, sed, ..
San Pedro Pascual
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma esta sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contempla en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
tu gracia vale más que la vida,
te alabaran mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote,
me saciare de manjares exquisitos,
y mis labios te alabaran jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma a unida a ti
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre....
Ant. 1 Celebremos con gozo la veneración de Santa María, para que interceda por nosotros ante nuestro Señor Jesucristo. (T P. Aleluya)
Ant. 2 Ensalcemos a nuestra Madre, para quien brillan las estrellas del alba, más bella que el sol, más pura que la luz. (T. P. Aleluya)
CANTICO Dn 3, 57-88. 56 TODA LA CREACION ALABÉ AL SEÑOR
Alabad al señor sus siervos todos.
(Ap. 19 , S)
Creaturas del señor, bendecid al Señor;
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor
ejércitos del señor, bendecid ai Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga; la tierra al Señor;
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra, bendiga ai Señor.
Manantiales, bendecid al Señor.
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganado, bendecid al Señor
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, a! Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por ios siglos.
No se dice; Gloria al Padre
Ant. 2 Ensalcemos a nuestra Madre, para quien brillan las estrellas del
alba, más bella que el sol, más pura que la luz. (T. P. Aleluya)
Ant. 3 Cantemos al Señor, porque en María ha manifestado su amor a
su pueblo. (T. P. Aleluya)
SALMO 149 ALEGRIA DE LOS SANTOS
Los apóstoles revelan a las naciones Las maravillas realizadas por Dios en su venida.
(San Atanancio)
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sion por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y citaras;
porque el señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fíeles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas;
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos.
Para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fíeles.
Ant. 3 Cantemos al Señor, porque en María ha manifestado su amor a su pueblo.
(T. P. Aleluya)
LECTURA BREVE: Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios, porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como a una novia que se adorna con sus joyas. Is 61, 10
V. Atiende desde el cielo, Mira y visita tu viña.
R. Atiende desde el cielo, Mira y visita tu viña.
V. Y protégela, pues la ha plantado tu diestra.
R. Mira y visita tu viña.
V. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Atiende desde el cielo, Mira y visita tu viña.
CANTICO EVANGELICO: Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.
CANTICO DE ZACARIAS: Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había dicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de los que todos nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres recordando su santa alianza
y el juramento que juro a nuestro padre Abraham.
Para concedemos que, libres de temor,
arrancando de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque iras delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitara el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
PRECES
Bendigamos a Cristo, cuya Madre, María, creyendo y obedeciendo a la palabra, lo engendro y lo ofreció al mundo como salvador, y digámosle: JESUS, HIJO DE MARIA, ESCUCHANOS.
Cristo redentor, que viniste a liberar a los hombres de la servidumbre del pecado,
concede a todos los hombres la verdadera libertad.
Oh Dios de bondad, que realizaste prodigios por la oración de María tu Madre.
ejercita por medio de ella tu misericordia en favor de cuantos se debaten en tentaciones y peligros.
Tu que viniste a evangelizar a los pobres, a proclamar la libertad a los cautivos y a predicar un tiempo de gracia,
concede a tu Iglesia, anunciar el Reino con valentía.
Maestro divino, que propones a tus predilectos el programa de las bienaventuranzas,
haz que respondamos generosamente como María, guardando tu Palabra en nuestro corazón.
Víctima de la más grande caridad, que nos diste a María por Madre en el momento de tu sacrificio redentor,
enséñanos por ella a servir a los hermanos que sufren por la fe o corren el riesgo de perderla.
Terminemos nuestra oración con la plegaria que nos enseñó el Señor: Padre Nuestro…
ORACION FINAL: Padre misericordioso, que enviaste ai mundo a tu hijo Jesucristo, Redentor nuestro, con la maternal cooperación de la Virgen María; concede a cuantos la invocamos con el título de la Merced, gozar la libertad de hijos que Cristo Señor nos mereció con su sacrificio, y ofrecerla incansablemente a todos los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por ios siglos de los siglos. Amén.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
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SÁBADO SEGUNDO
LAUDES
V. Señor, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
HIMNO
Eres Tú la mujer llena de gloria,
alzada por encima de los astros;
con tu sagrado pecho das la leche
al que en su providencia te ha creado.
Lo que Eva nos perdió tan tristemente,
tu lo devuelves por tu fruto Santo;
para que al cielo ingresen los que lloran,
eres tú la ventana del costado.
Tú eres la puerta altísima del Rey
y la entrada fulgente de la luz;
la vida que esta Virgen nos devuelve
aplauda el pueblo que alcanzó salud.
Sea la gloria a ti, Señor Jesús,
que de María Virgen has nacido,
gloria contigo al Padre y al Paráclito,
por sempiternos y gozosos siglos. Amén.
;i
Ant. 1. Dichosa eres María, porque de ti vino la salvación del mundo; tú que ahora vives ya en la gloria del Señor, intercede por nosotros ante tu Elijo. (T. P. Aleluya)
Salmo 91 Alabanza del Dios creador
Este salmo canta las maravillas realizadas en Cristo (S. Atanasio)
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes,
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
el ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo,
mis ojos despreciarán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
En la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Ant. 1. Dichosa eres María, porque de ti vino la salvación del mundo;
tú que ahora vives ya en la gloria del Señor, intercede por nosotros ante
tu Hijo. (T. P. Aleluya).
Ant, 2 Tú, eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza. (T. P. Aleluya)
Cántico: Dt 32, 1-12 Beneficios de Dios para con su pueblo
¡Cuántas veces he. querido reunir a tus hijos como la clueca reúne a sus pollitos
bajo las alas! (Mt 23, 37)
Escuchad, cielos, y hablaré;
oye, tierra, los dichos de mi boca;
descienda como lluvia mi doctrina,
destile como rocío mi palabra;
como; llovizna sobre la hierba,
como orvallo sobre el césped.
Voy a proclamar el nombre del Señor:
dad gloria a nuestro Dios.
El es la Roca, sus obras son perfectas,
sus caminos son justos,
es un Dios fiel, sin maldad;
es justo y recto.
Hijos degenerados, se portaron mal con él,
generación malvada y pervertida.
¿Así le pagas al Señor,
pueblo necio e insensato?
¿No es él tu padre y tu creador,
el que te hizo y te constituyó?
Acuérdate de los días remotos,
considera las edades pretéritas,
pregunta a tu padre, y te lo contará
, a tus ancianos, y te lo dirán:
Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad
y distribuía a los hijos de Adán,
trazando las fronteras de las naciones,
según el número de los hijos de Dios,
la porción del Señor fue su pueblo,
Jacob fue el lote de su heredad
Lo encontró en una tierra desierta,
en una soledad poblada de aullidos:
lo rodeó, cuidando de él,
lo guardó como a las niñas de sus ojos.
Como el águila incita a su nidada,
revolando sobre los polluelos,
así extendió sus alas, los tomó
y los llevó sobre sus plumas.
El Señor solo los condujo,
no hubo dioses extraños con él.
Ant. 2 Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo
de nuestra raza. (T. P. Aleluya).
Ant. 3 ¡Alégrate, Virgen María! Tú llevaste en el seno a Cristo, el Salvador. (T. P. Aleluya)
Salmo 8 Majestad del Señor y dignidad del hombre
Todo lo puso bajo sus pies,
y lo dio a la Iglesia,
como cabeza, sobre todo (Ef 1, 22)
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos,
de la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
Rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por él mar.
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!.
Ant. 3¡Alégrate, .Virgen María! Tú llevaste en el seno a Cristo, el Salvador. (T. P, Aleluya).
LECTURA BREVE: Bendigan a los que los persiguen; bendigan, sí, no maldigan. Con los que ríen, estén alegres; con los que lloran, lloren. Tengan igualdad de trato unos con otros: no tengan grandes pretensiones, sino ponte a! nivel de la gente humilde. Rm 12,14-16ª
RESPONSORIO BREVE
V. Te aclamarán mis labios, Señor.
R. Te aclamarán mis labios, Señor.
V. Mi lengua recitará tu auxilio.
R, Mis labios, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y a! Espíritu Santo.
R. Te aclamarán mis labios, Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO:
Ant. Guía, nuestros pasos, Señor, por el camino de la paz. (Ver p. 11)
Celebremos la sabiduría y la bondad de Cristo, que ha querido ser amado y servido en los hermanos, especialmente en los que sufren, y supliquémosle insistentemente, diciendo: Haznos perfectos en la caridad, Señor.
Al recordar esta mañana tu santa resurrección,
te pedimos, Señor, que extiendas los beneficios de tu redención a todos los hombres.
Que todo el día de hoy sepamos dar buen testimonio del nombre cristiano
-y ofrezcamos nuestra jomada como un cuito espiritual agradable al Padre.
Enséñanos, Señor, a descubrir tu imagen en todos los hombres.
-y a servirte a ti en cada uno de ellos.
Oh Cristo, vid verdadera de la que nosotros somos sarmientos,
-haz que permanezcamos en ti y demos fruto abundante, para que con ello reciba gloria Dios Padre.
Con la confianza que nos da nuestra fe, acudamos ahora al Padre, diciendo, como nos enseñó Cristo: Padre nuestro...
ORACIÓN FINAL: Que nuestra voz, Señor, nuestro espíritu y toda nuestra vida sean una continua alabanza en tu honor; y, pues toda nuestra existencia es puro don de tu liberalidad, que también cada una de nuestras acciones te esté plenamente dedicada. Por nuestro Señor Jesucristo.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
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SÁBADO TERCERO
LAUDES
V. Señor, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
HIMNO
Salve, manantial estrella
augusta Madre de Dios;
eres, cuál la luna, bella,
elegida como el sol.
Alivia tú nuestras penas,
que, oyendo el triste gemir
del cautivo, sus cadenas
hiciste pedazos mil.
Madre querida, traspasa
a tus hijos el amor
que tu corazón abrasa
con inextinguible ardor.
Lo que sus labios dijeron.
junto al sacrosanto altar,
y el juramento que hicieron,
diligentes cumplirán.
Cántense a Dios noche y día
himnos de eterno loor,
porque nos legó a María,
Madre de inefable amor. Amén.
Ant. 1. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor esta contigo. (T. P. Aleluya).
Salmo 118,
Te invoco de todo corazón:
respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras,
Mis ojos se adelantan a las vigilias,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.
Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.
Ant. 1 Alégrate, María, llena de gracia, el Señor, esta contigo. (T. P.
Aleluya)
Ant. 2 Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu voluntad.
(T. P. Aleluya)
Cántico Sb 9,1-6. 9-11 Dame, Señor, la sabiduría
Os daré palabras y sabiduría a las que. no podrá hacer frente...
ningún adversario vuestro (Lc 21,15)
Dios de los padres y Señor de la misericordia,
que con tu palabra hiciste todas las cosas,
y en tu sabiduría formaste al hombre,
para que dominase sobre tus criaturas,
y para regir el mundo con santidad y justicia,
y para administrar justicia con rectitud de corazón.
Dame la sabiduría asistente de tu trono
y no me excluyas del número de tus siervos,
porque siervo tuyo soy, hijo de tu sierva,
hombre débil y de pocos años,
demasiado pequeño para conocer el juicio y las leyes.
Pues, aunque uno sea perfecto
entre los hijos de los hombres,
sin la sabiduría, que procede de ti,
será estimado en nada. . .
Contigo está la sabiduría, conocedora de tus obras,
qué te asistió cuando hacías el mundo,
y que sabe lo que es grato a tus ojos
y lo que es recto según tus preceptos!
Mándala de tus santos cielos,
y de tu trono de gloria envíala,
para que me asista en mis trabajos
y venga yo a saber lo que te es grato.
Porque ella conoce y entiende todas las cosas,
y me guiará prudentemente en mis obras,
y me guardará en su esplendor.
Ant. 2 Aquí está la esclava de! Señor, hágase en mí según tu voluntad. (T. P. Aleluya).
Ant. 3 Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. (T. P. Aleluya)
Salmo 116 Invitación universal a la alabanza divina
Los gentiles alaban a Dios
por su misericordia (Rm 15, 9)
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre
Ant. 3 Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. (T. P. Aleluya).
LECTURA BREVE: Cualquier cosa que hagáis, sea sin protestas ni discusiones: así seréis irreprochables y. límpidos, hijos de Dios sin tacha, en medio de una gente torcida y depravada, entre la cual brilláis como lumbreras del mundo. (Flp 2, 14-15)
V. A ti grito, Señor: Tú eres mi refugio.
R. A ti grito, Señor: tú eres mi refugio,
V. Y mi lote en el país de la vida.
R. Tú eres mi refugio.
V. Gloria ai Padre, y a! Hijo, y al Espíritu Santo.
R. A ti grito, Señor: tú eres mi refugio.
CÁNTICO EVANGÉLICO: Ant. Ilumina, Señor, a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, (Vsr:p. 11)
Invoquemos a Dios, que colocó a María, madre de Cristo, por encima de todas las criaturas celestiales y terrenas, diciendo con filial confianza: Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
Padre de misericordia, te darnos gracias porque nos has dado a María como madre y ejemplo;
-santifícanos, por su intercesión.
Tú que hiciste que María meditara tus palabras, guardándolas en su corazón, y fuera siempre fidelísima esclava tuya,
-por su intercesión, haz que también nosotros seamos, de verdad, siervos y discípulos de tu Hijo.
Tú que quisiste que María concibiera por obra del Espíritu Santo,
-por intercesión de María, otórganos los frutos de este mismo Espíritu
Tú que diste fuerza a María para permanecer junto a la cruz, y la llenaste de alegría con la resurrección de tu Hijo,
-por intercesión de María, confórtanos en la tribulación y reanima nuestra esperanza.
Concluyamos nuestras súplicas con la oración que el mismo Señor nos enseñó: Padre Nuestro...
ORACIÓN: Oh Dios, fuente y origen de nuestra salvación, haz que, mientras dura nuestra vida aquí en la tierra, te alabemos incesantemente y podamos así participar un día en la alabanza eterna del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
terna.
R. Amén
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SABADO CUARTO
LAUDES
V. Señor, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
HIMNO
Celebra, ¡oh prole escogida!
a tu madre bondadosa,
por quien libraste amorosa
al mundo de la esclavitud.
Ella acudió desde el cielo
a la voz de tus clamores,
a mitigar los dolores
con tierna solicitud.
Bendita seas ¡oh Madre!
de cautivos redentora,
que desatas bienhechora
los hierros del pecador.
Y a Ti ¡Trinidad excelsa!
te damos gloria, alabanza;
que por Ti el hombre alcanza
de sus culpas redención. Amén.
Ant. 1 Que admirable pureza la de aquella Virgen Madre que no conoció
el pecado y que mereció llevar a Dios en su seno. (T. P. Aleluya)
Salmo 91 Alabanza del Dios creador
Este salmo canta las maravillas realizadas en Cristo (S. Atanasio).
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes,
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos ¡tus designios!
el ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos. Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos despreciarán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
En la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Ant. 1 Que admirable pureza la de aquella Virgen Madre que no conoció
el pecado y que mereció llevar a Dios en su seno. (T. P. Aleluya).
Ant. 2 El Señor te ha bendecido, santa Virgen María, más que a todas
las mujeres de la tierra. (T. P Aleluya)
Cántico Ez 36, 24-28 Dios renovará a su pueblo
Ellos serán su pueblo, y Dios
estará con ellos y será su Dios (Ap 21 3)
Os recogerá de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi Espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos
Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios
Ant. 2 El Señor te ha bendecido, santa Virgen María
mujeres de la tierra. (T. P. Aleluya)
Ant. 3 Arrástranos tras de ti, Virgen Santísima y correremos atraídos
por el aroma de tus perfumes. (T. P. Aleluya).
Salmo 8: Majestad del Señor y dignidad del hombre
Todo lo puso bajo sus pies, y lo dio
a la Iglesia, como cabeza, sobre todo (Ef 7, 22)
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
Rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
Ant. 3 Arrástranos tras de ti, Virgen Santísima y correremos atraídos por
el aroma de tus perfumes. (T. P. Aleluya).
LECTURA BREVE: Nosotros, confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia. Por tanto, queridos hermanos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, inmaculados e irreprochables. Considerad que la paciencia de Dios es nuestra salvación. 2P 3, 13-15a
V. Te aclamarán mis labios, Señor.
R. Te aclamarán mis labios, Señor.
V. Mi lengua recitará tu auxilio.
R. Mis labios, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. Te aclamarán mis labios, Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO: Ant. Guía nuestros pasos, Señor, por el camino de la paz. (Ver p. 11)
Adoremos a Dios, que por su Hijo ha dado vida y esperanza al mundo, y supliquemosle, diciendo: Escúchanos, Señor.
Señor, Padre de todos, que nos has hecho llegar al comienzo de este día
- haz que toda nuestra vida, unida a la de Cristo, sea alabanza de tu gloria.
Que vivamos siempre arraigados en la fe, esperanza y caridad
- que tú mismo has infundido en nuestras almas
Haz que nuestros ojos estén siempre levantados hacia tí.
- para que respondamos con presteza a tus llamadas
-
Defiéndenos de los engaños y seducciones del mal
- y preserva nuestros pasos de todo pecado
Contentos por sabemos hijos de Dios, digamos a nuestro Padre: Padre nuestro...
ORACIÓN: Dios omnipotente y eterno, luz resplandeciente y día sin ocaso, a! volver a comenzar un nuevo día, te pedimos que nos visites con el esplendor de tu luz y disipes así las tinieblas de nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
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